1. He decidido que esta vez seré más prudente,
dejaré que el silencio conteste primero.
No buscaré pelea con la marea ni el viento,
aunque siempre hay tormentas que valen el riesgo,
y quizá algún grito, una chispa rebelde,
se escape en el momento más inoportuno.
2. He decidido que el azúcar es veneno,
que mi café será puro y fuerte como un juramento.
Renunciaré al placer del pastel tras la cena,
aunque, si me invitan con afecto sincero,
no negaré el bocado que une almas y mesas,
porque, ¿quién puede decir que no al cariño?
3. He decidido que las promesas no deben ser cadenas,
sino puentes hacia algo más ligero y verdadero.
Avanzaré con pasos pequeños y firmes,
porque caer es humano y levantarse es arte.
Por hoy basta con dejar el azúcar,
mañana, tal vez, intente el silencio.