Llama escondida
Poesía mistica
En la hondura callada de mi pecho,
donde el mundo se desviste de su ruido,
brota una llama, tenue, sin alarido,
ardiendo en el secreto de lo eterno.
No hay luz que la acompañe,
ni sombra que la oculte;
es fuego que no hiere
y quema lo que no es puro.
Oh, llama viva, voz de lo inaudible,
¿qué viento te aviva en esta noche?
Eres eco del Amado invisible,
susurro de amor en mi derroche.
Me pierdo en tus llamas,
¡oh dulce herida!,
y en mi ser se desmorona
todo lo que no es vida.
Eres tiniebla que revela el Todo,
vacío donde hallo plenitud,
y, al abrazarte, me pierdo
en la infinita beatitud.
Llama escondida, fuente de desvelo,
haz de mi ser tu lecho y tu morada;
sé el horizonte donde, despojada,
mi alma se alce libre hasta el Cielo.
