Si la vida nos regala
una luz y un espejismo,
quien la mira con cinismo
solo encuentra su bengala.
Si la muerte nos señala
con su dedo de ceniza,
y la sombra nos avisa
que ya es hora de partir,
yo prefiero no insistir,
que el reloj nunca improvisa.
Y nos dice que no espera,
que el destino va sin freno,
que el camino es puro trueno
y que todo desespera.
Si la voz que nos altera
va diciendo lo que siente,
y no hay modo ni hay presente
que le cambie la razón,
va la vida en su vagón
como un eco indiferente.