¿Cuántas almas en mí habitan, sin nombre ni razón?
¿Son sombras que me buscan o reflejos sin dirección?
Cada una se despierta al borde de algún sueño,
y en su silencio profundo, dejan un rastro pequeño.
Soy el eco de voces que nunca llegué a entender,
fragmentos dispersos que no logro poseer,
un puzle imposible que no quiere encajar,
donde cada alma es viento, imposible de atrapar.
Vienen y van como olas en un mar interior,
algunas traen paz, otras solo dolor.
¿Soy uno o soy todos? ¿Soy yo o ninguno?
Cada alma me observa desde su rincón oscuro.
Se miran entre ellas, nunca se tocan,
y en sus caminos mudos, mis pasos evocan
la duda eterna de un ser incompleto,
que habita en las sombras de su propio secreto.
¿Cuántas almas en mí habitan? No lo sé ni sabré,
solo sé que soy río que nunca encontraré.
Y en cada alma que surge, mi esencia se pierde,
como un suspiro breve que en el tiempo se disuelve.