Como una gota en el vasto mar,
La vida fluye, efímera y breve,
Un destello que ilumina el azar,
Para luego desvanecerse leve.
La libertad, como el agua cristalina,
Nos lleva por cauces imprecisos,
Creando surcos en la tierra fina,
Y dejando huellas en nuestros caminos.
Los días, olas que vienen y van,
Nos arrastran al ritmo del vaivén,
Y el tiempo, marea implacable, nos dan
La sabiduría que se esconde en el bien.
Así, vivimos en esta inmensidad,
Una gota insignificante en la eternidad.