En medio de la sombra y el quebranto,
cuando el eco es tan solo un triste alarde,
hay rastros de bondad, dulces y suaves,
destellos de esperanza en fiel encanto.
En una mano amiga hallo el canto,
en una risa rota, un fuego arde;
aunque el mundo perece, aún se guarde
la esencia del amor en cada encanto.
Que el viento arrase, el tiempo no la vence,
la bondad resplandece, es llama pura,
persistente raíz que no se cansa.
Y en cada ser su noble luz florece,
pues nunca muere, siempre se asegura
la bondad en los huertos de esperanza.