En el cristal del arroyo
se mira la luna blanca.
Temblando entre juncos verdes,
su reflejo se deshace.
Un pez de plata suspira
bajo la noche callada.
Las estrellas se deslizan
por la corriente encantada.
Susurros de hojas y viento
arrullan la madrugada.
El tiempo se ha detenido
en esta orilla ensoñada.
Luna del agua, tan frágil,
efímera y delicada.
Tu belleza es un secreto
que el alba pronto se traga.