Recuerdos son las vidas que un día,
con fuego ardiente y alma entera,
dejaron huella verdadera
en esta senda fría.
Y aunque hoy su rastro sea silencio,
un eco queda, firme y eterno,
un lazo leve, claro y tierno,
que no conoce el tiempo.
Nos deja el paso firme y calmo
de aquellos que, en vida, iluminaron
caminos que otros caminaron
buscando en ellos su anhelo.
No fueron nombres al viento vano,
sino presencia que aquí palpita,
su ejemplo noble, luz bendita,
cobijo a nuestro llanto humano.
Partieron, mas su amor reside
en el río inmenso de la historia,
donde se pierde y se hace gloria
lo que el corazón mide.
Y así, en esta hora sin retorno,
recordamos su noble jornada,
su huella fuerte, siempre anclada
en nuestra memoria, fiel y sobria.