En la sombra del caminante anónimo
Aquí yace quien nunca fue nombrado,
el que cruzó caminos sin sendero,
un paso en el polvo, ligero y fiero,
sin más amparo que el cielo callado.
No hubo llantos ni flores en su entierro,
ni estandartes, ni cruces, ni banderas,
sólo el eco del viento en las praderas,
el silencio del bosque, frío y entero.
Y sin embargo, su andar es la historia,
la huella que en el barro se dibuja,
la herida que el tiempo nunca desluja,
un destello en la memoria ilusoria.
Descansa en paz, viajero sin lamento,
pues aunque nadie tu nombre recuerde,
en cada paso anónimo que muerde
esta tierra, estás vivo en el viento.
