Sabina el mago
Joaquín Sabina, mago del verbo y del descaro,
juglar de los excesos, del vino y del pecado,
en versos afilados su vida ha desnudado,
con humo de tabaco y un whisky entre las manos.
Maestro de la noche, del tango y la derrota,
de amores clandestinos que mueren en la boca,
su voz es una herida que el tiempo nunca agota,
y en cada melodía su sombra se alborota.
Las calles son su patria, las dudas su estandarte,
poeta de los bares, los sueños y el descarte,
con rimas que desnudan verdades sin alarde,
cantando lo que duele, lo que nadie comparte.
La vida le ha curtido la piel a dentelladas,
con fiebres y naufragios, con ganas desbocadas,
y aún sigue en la vereda de causas ya olvidadas,
vestido de ironía, de risas desgarradas.
Joaquín, eterno sabio del verso malherido,
tus letras son el eco de un mundo descreído,
y en cada estrofa amarga de un verso bien parido,
nos dejas la certeza de un cielo prometido.
