A Montmartre
Oh, dulce Montmartre, en tus calles de piedra,
donde el arte susurra su eterno rumor,
allí la bohemia con alma se enreda
y el vino se viste de rojo fulgor.
Tus noches doradas de luces y sueños,
balcones que guardan secretos de amor,
los pasos errantes de artistas pequeños
que buscan la gloria detrás del dolor.
En ti la poesía se alza en las torres,
el viento la lleva del Sena hasta el sol,
y en cada ventana de suaves contornos
reposa un suspiro, se enciende un farol.
Oh, barrio sagrado de musas y olvido,
de sombras pintadas con mística faz,
en tus rinconcillos el tiempo dormido
despierta en las notas de un viejo compás.
La luna te cubre de plata y anhelo,
se pierden las voces en Rue Lepic,
y al alba te miro, desnudo y sin velo,
Montmartre querido, mi alma es de ti.
