Entre las olas y el miedo
Vamos a fingir que el agua no muerde,
que el borde del mundo es seguro y cercano,
que si avanzamos un poco más no caeremos
al vacío que ruge bajo el mar.
Mira, la orilla se extiende como una promesa,
un mapa roto de destinos que nunca tomamos.
Piensa en todo lo que no dijimos,
en las manos que temblaron al borde del tacto.
Como si el amor fuera algo sencillo,
algo que pueda sostenerse en el aire salado.
Nos paramos aquí, entre las olas y el miedo,
sin saber si el siguiente paso es un inicio o un fin.
Jugamos a ser invencibles, a arrancarle a la noche
las respuestas que oculta en sus pliegues de sombra.
Pero el mar siempre sabe, y nosotros sabemos también,
que cada susurro es una confesión,
que cada mirada es una pregunta sin respuesta,
y el horizonte, una línea que nunca se alcanza.
Así que avanza conmigo, aunque tiemble la tierra,
aunque la espuma nos envuelva en su furia,
porque a veces lo único que queda
es improvisar sobre el borde del miedo,
intentar no caer mientras buscamos palabras
para nombrar lo que aún no entendemos.
Este poema es una exploración del riesgo, el amor y la incertidumbre, mientras los personajes caminan al borde de algo inmenso e insondable.
