Volaste muy pronto al cielo,
amada paloma blanca;
se apagó tu luz tan tierna
en una edad no temprana.
Tus ojitos que eran soles
se quedaron sin su llama,
pero iluminan los pasos
de los seres que te aman.
Eres ángel en el viento,
él se entrelaza en tus alas;
vas perfumando las nubes
como una rosa lozana.
Trajiste contigo luz
y alegría en tu llegada
que se tiñeron de llanto
el día que te marchabas.
Se cerraron tus ojitos,
tu boca quedó callada
y tu cuerpo inerte, frío
como la arena mojada.
Una tristeza que hiere,
una impotencia que rasga,
vacío que no se llena,
dolor que nunca se acaba.
Juega, angelito, en el cielo,
vuela con tus alas blancas;
hoy voy a soñar contigo
para besarte en la cara.
Voy a mandarte un lucero
que ilumine tu mirada
con el amor de tus hijas
y besos de tus hermanas.