Es un nombre eterno, sembrado en el viento,
un eco de lucha, de justicia y aliento.
Escribe en la historia con pluma valiente,
Juan Bosch, faro claro, líder de su gente.
De tierra caribe, de sol y esperanza,
creció entre los sueños, creció en la balanza,
pesando los males, buscando el consuelo,
mirando a su pueblo, amando su suelo.
Con voz de poeta, palabra encendida,
su verso era espada, su letra era vida.
Escribió en las sombras la voz del oprimido,
el llanto callado, el grito perdido.
Fue breve su mando, pero eterno el legado,
su lucha en las calles, su pueblo a su lado.
Y aunque intenten silenciar su bandera y su canto,
su espíritu vive en cada rincón santo.
Hoy Juan Bosch renace en cada memoria,
es semilla de cambio, es la fuerza y la historia.
Un nombre en la piedra, en la piel, en la fe,
un hombre que inspira, un país que se ve.
En cada justicia que nace y florece,
en cada verdad que el tiempo esclarece,
su vida es un faro que alumbra el camino,
Juan Bosch es un canto, un fuego divino.