Por Triana va el rumor
de campanas y jilgueros,
y en sus calles los luceros
brillan como en un fervor.
El niño Dios, redentor,
duerme en brazos de María,
y al compás de la alegría
se escucha un villancico,
que Sevilla en su abanico
teje luces cada día.
(Estribillo)
Ole, ole, qué belleza tan pura,
la Navidad sevillana
es arte que perdura.
En las plazas, los chiquillos
corren jugando a soñar,
y el incienso al caminar
sube hasta los altillos.
Se iluminan los castillos
de la Giralda señera,
y al llegar la Nochebuena
la ciudad es un cantar,
que Sevilla sabe dar
con su gracia verdadera.
(Estribillo)
Ole, ole, qué belleza tan pura,
la Navidad sevillana
es arte que perdura.