La vida nos tejió su burla más oscura,
dejando entre los labios la amarga despedida,
y un nido de silencios que el tiempo no procura.
Ya ves, de nuestro amor no queda ni una herida,
tan solo el eco frío de un vuelo en el olvido,
la miel que fue promesa y hoy llanto sin salida.
¿Recuerdas aquel pacto que hicimos al abrigo?
Promesas susurradas en tardes florecientes,
hoy ruedan por el viento sin rumbo ni testigo.
Mas sigo aquí, anclada a sueños persistentes,
buscando entre las sombras los rastros de tu aliento,
hilando mi esperanza con hilos decadentes.