Ponedle dentro el sol y las estrel… ¿Aun no? Todos los rayos y centel… ¿Aun no? Poned la aurora del orie… la sonrisa de un niño, de una virgen la frente

El pensador llegó a la barca negra… y le vieron hundirse en las brumas del lago del Misteri… los ojos de los Cisnes. Su manto de poeta

Primero, una mirada; luego, el toque de fuego de las manos; y luego, la sangre acelerada y el beso que subyuga.

Puso el poeta en sus versos todas las perlas del mar, todo el oro de las minas, todo el marfil oriental; los diamantes de Golconda,

Fue en una hora divina para el gén… El Cisne antes cantaba sólo para… Cuando se oyó el acento del Cisne… Fué en medio de una aurora, fué pa… Sobre las tempestades del humano o…

Mira el signo, sutil que los dedos… Hacen al agitar el tallo que se in… Y se alza en una rítmica virtud de… Con el áureo pincel de la flor de… Trazan sobre la tela azul del firm…

Mira, no me digas más: ¡que otra palabra como ésa tal vez me pueda matar!

¿Qué signo haces, oh Cisne, con t… al paso de los tristes y errantes… ¿Por qué tan silencioso de ser bla… tiránico a las aguas e impasible a… Yo te saludo ahora como en versos…

La estéril gran señora desespera y odia su gentil talle cuando pasa la pobre cocinera con seis hijos y medio por la call…

Marqués (como el Divino lo eres),… Es el otoño y vengo de un Versall… Había mucho frío y erraba vulgar g… El chorro de agua de Verlaine est… Me quedé pensativo ante un mármol…

¡Pradera, feliz día! Del regio Bu… Quedaron allá lejos el fuego y el… Hoy en tu verde triunfo tendrán mi… Respiraré tu aliento, me bañaré en… Muy buenos días, huerto. Saludo l…