Morir es imposible: la cicuta
La bebemos, despacio, como el vino
Y no morimos. Miro la pistola;
El círculo del cabo es sólo noche.
Juego con el gatillo y nada ocurre.
A solas, ya sin nadie, me aborrezco.
Pienso que no le importo al asesino.
Soy un tirano más. Nadie conspira
A mis espaldas. Niego a mis mujeres.
Sueño incendiar las casas de este pueblo.
Abjuro de mi nombre y de mi historia.
Morir es imposible. Nada ocurre.
Nadie muere. La muerte nos escribe
Poco a poco los días y las noches.