NO TE VISTAS CON VESTIDO NEGRO
Cuando me muera, no te pongas triste,
y no te vistas con vestido negro;
no tienes que decirle al mundo
que muy sola te sientes por mi muerte.
Ponte el vestido que me gusta tanto,
con el que fuiste al campo muchas veces;
el que te pido que te pongas,
para que de nuevo se alegre el corazón.
La alegría se viste de amarillo,
si te vistes, también, de igual color.
¡No olvides, nunca, niña mía ¡que de oro, se ha vestido siempre el sol.