LUNA MENGUANTE.
Cuando baja los riscos del querube
va cayendo la luna al precipicio,
que en vítrea pared del edificio
muestra sus desafectos en la nube.
Del dios Apolo, como Dafne, huyendo,
pobre Selene, pálida y sombría,
en su suicidio atroz parecería
que un canto al desamor fuera escribiendo.
¡Hécate! Vieja ninfa del olvido,
que de nuevo convidas al comienzo,
al pobre vate otórgale el derecho
para borrar del corazón herido
el profundo dolor, asaz, inmenso
que otra ninfa escribió sobre su pecho.