IGLESIA DE SAN JUAN NEPOMUCENO
Es sencilla oración que sube al cielo,
desde el aislado otero de la plaza,
que en vórtice de piedra y argamasa
da comienzo al milagro de su vuelo .
Va de la mano intrépido mozuelo
a abrevar enseñanzas de la raza,
nacidas en alares de la casa
en las voces cansadas del abuelo.
Desde el atrio, final de la escalera,
que lleva desde el parque a su fachada;
de la grandeza, de San Juan, pasada,
en el blanco prestado a la cantera,
miro triunfantes de la edad primera,
que esplenden como luz resucitada.