GRAZZIELA
El carbón se acobarda ante tus ojos,
la rosa en tu presencia se intimida,
y pierde la razón todo en la vida
sin la esperanza de tus labios rojos .
Se acobarda la brisa en tu presencia,
pierde la sombra del alar frescura;
y nunca más mi corazón se cura,
ni regresa, jamás, a la prudencia.
Porque tienes, mujer, aire de reina,
que llega en su fantástico carruaje
a someter de nuevo a su vasallo,
en el viento sumiso que la peina,
con un dejo de amor en su lenguaje
que lleva de cabestro hasta el desmayo.