LA METÁFORA
Palabra sublimada que viaja a su destino
en alas prodigiosas sin maltratar su letra;
recogiendo fragancias, que encuentra en el camino,
para incensar el rezo que, a las musas, impetra.
Al entorno lo trueca, volviendo pan la piedra,
por milagro del cielo que agranda lo pequeño.
Permanece por siempre trepando como yedra
que eleva su oración hasta el reino del sueño.
Entrega los mensajes sentidos de los vates,
sin quitarle al oyente el derecho a extasiarse,
mostrando las facetas que tienen los diamantes
si es grande su pureza, medida con quilates;
pues tres o más caminos tal vez puedan mostrarse,
mas siempre será lumbre del sol de los amantes.