JESÚS
Hijo de Dios y para el hombre arcano,
para darle grandeza a lo pequeño
tomó para morir, clavado al leño,
toda la carga del pecado humano.
Con la gracia y dulzura de su mano
y toda abnegación y todo empeño,
como manso cordero hasta su dueño
al enfermo condujo, como al sano.
Sigue al Padre quien quiera que lo siga,
es la verdad y el único destino,
está en el pan que nace de la espiga,
está su sangre en consagrado vino.
Es abundancia para el que mendiga
con fe, con hambre y sed en el camino.