No es canto sólo,
no es tu nombre que vive únicamente
renaciendo a cada nota palpitada:
el corazón del agua fluye fresco,
eterno de hontanares,
mas desconoce la altura de las venas
y la mecánica imposible de los sueños.
Pues yo te evoco
como una música plena, inabarcable,
libre de toda lógica
y que en sí misma volara
resonándome nueva de tan tuya.
Te recreo
e inventas para mí la omnipotencia:
milagros que repito irrepetibles
soñándome entre nubes
compositor continuo de tu alma.