Aunque brote vivaz y presumido
el poema sucumbe a su mensaje,
mas no al final, de sílabas follaje,
que viene ya del tallo sometido
a despecho del truco: guarecido
el concepto, dejar cielo en celaje
y en la justa expresión guardar ropaje,
azul pleno del tropo conseguido.
Lamenta quien escribe el torpe empeño
de administrar la vida al condenado
que nace y por el tono de su sueño
se pierde, mas el fondo, puro alado,
no abandona al poeta ni a su isleño
destino: ya la música ha quedado.