La fuerza del viento
tras su furor marcado,
ondea la bandera que, en la montaña de ilusiones,
es izada hace años,
con esperanzas irreales de que, algún día,
en el invierno de los sentires,
sea entendida...
La lucha constante,
tras la tristeza y el desengaño
de vidas rotas por el destino que marca huellas
de viejos dolores, de esperanzas derrotadas
por los intentos fallidos de sanar un mundo
lleno de basuras irreales...
Y la flama del crepúsculo
mi corazón derrite,
llorando la esperanza pisoteada por alientos torpes
de los que nunca entendieron la batalla herida
de mi alma en llamas...
...ya no queda ni tristeza,
sólo la idea cierta de que la vida es un infierno,
de la visible oscuridad que seduce el alma,
pues, ya no creo,
tampoco sufro,
y ya no vibro
y menos... lucho.
Quedará sólo aquella bandera izada,
loca y abatida con el viento en eco...
quizá algún día se destroce
para no escuchar más este lamento infame,
ya callado en su tristeza.
Ya no lucho, ya no cuento mis pesares,
ya mi aroma se dispersa
como ola abatida por el viento,
donde nunca más se oirán
mis susurros y lamentos..