La paciencia es la damisela que más se hace esperar y nunca termina por llegar
Curioso caso: el que vivió sin ganas las acabó encontrando. La historia acabó: Quien vivió sin ganas,
Háblame de la fotogenia de la primavera de mis manos meciendo tus muslos y tus piernas
No soy ningún –ista ni practico ningún –ismo: sólo soy un artista que piensa por sí mismo.
La vida, qué ironía tan bella, termina siendo lo que pensamos de ella.
Llevan las medias negro melancolía: como el corazón.
Uno mendiga, muchos mirando el móvil: falta compasión.
Antes de empezar, vigila tus deseos: hay que ser digno.
A veces, el fuego se enamora de todo lo que toca. En esas veces y solo en esas el destino, lejos de ser desatino, es justicia poética.
Las canas son sabiduría que se desborda.
Cree en ti mismo: la creencia precede a la evidencia.
Desde que desperté, me dediqué a desear dibujarla despierta y desnuda: danzando decidida
Don nadie que se ha quedado con casi nadie desde que tiene memoria sabe que no hacen falta
Todos los días sonrío, o es que no lo ves: unos días al derecho, otros al revés.
Esta disputa —que el lector disfruta— de la zorra con las uvas me enseña