¿Por qué será, Dios del cielo, que no se resigna el alma cuando nos cambian la calma por olas de desconsuelo? Tal vez sea por orgullo

Anoto en mi triste diario: «Restaurán El Tordo Azul». Allí conocí a un gandul de profesión ferroviario. Me jura por el rosario

Ya me voy a separar apiádate, corralero, pero tú, precioso cielo, me has pagado con vengar. Yo tengo seguridad

Hasta cuándo, ingratonazo hasta cuándo matar quieres, ayer me dejaste herida con agujas y alfileres. No tengo la culpa, ingrato,

Amada prenda querida que has sido mal pagadora, tanto como te quería te tenía en la memoria. Te tenía en la memoria

A verte vengo esta noche, por no venir de mañana, si quieres saber quien soy, abre tu puerta tirana. Abre tu puerta tirana,

Miren como corre el agua, batallando por la arena, así batalla mi amor cuando le ponen cadenas. Ingrato desconocido,

Qué contenta estarás, bella joven, reclinada en tu lecho de flores y yo vengo en mis noches sombrías a cantarte mis bellas canciones. Bella joven que ahora duermes

Estaba la mora, estaba, entre la paz y la guerra con su dos hijas queridas Blanca Flor y Filumena. El duque don Bernardino

En Arauco una muchacha muy curiosa y sin sentido mató al padre y a la madre por irse con su ser querido. Esta chiquilla diabla

Atención, mozos solteros, lo que les voy a explicar: no porque tengan dinero digan “me quiero casar”. No digan “voy a gozar”

Imposible que la luna le quite al sol su carrera. Más imposible será quitarme de que te quiera. Quitarme de que te quiera

Tan demudado te hei visto que no me querís ni hablar, lo que me das a entender que me querís olvidar. Cuando llego y te saludo

Que vivan los estudiantes Jardín de nuestra alegría Son aves que no se asustan De animal ni policía. Y no le asustan las balas

Yo no sé por qué mi Dios le regala con largueza sombrero con tanta cinta a quien no tiene cabeza. Adónde va el buey que no are,