En Arauco una muchacha
muy curiosa y sin sentido
mató al padre y a la madre
por irse con su ser querido.
Esta chiquilla diabla
se fue al infierno
y a Lucifer le jura
cariño eterno.
Cariño eterno, sí,
quien lo creyera,
que salió de las brasas
cayó a la hoguera.
“Que se la lleve el diablo”
dijo San Pablo.