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Emiliano A. Castillo

Serie travesuras infantiles 5

 
 
 
 
El sombrero parlanchín
 
Había un sombrero curioso,
con plumas de un pavo real,
se posó en la cabeza de un niño...
¡y empezó a conversar!
 
—¿A dónde vamos ahora?
preguntó con emoción,
—¡A un paseo por el parque!
dijo el niño con razón.
 
Y el sombrero, muy contento,
empezó a dar mil giros,
haciendo cosquillas al viento
y riendo entre suspiros.
 
Pero un día tan travieso
se escapó con un ciclón,
y ahora viaja por el mundo...
¡contando historias al montón!
 
 
 
El gato equilibrista
 
Un gato con grandes bigotes
jugaba a saltar en un pie,
se subió a una cuerda muy alta,
¡y bailaba como un gran chef!
 
Se ponía un sombrero elegante,
daba vueltas sin tropezar,
y la gente aplaudía asombrada,
¡qué felino más singular!
 
Pero un día tan distraído,
dio un salto y aterrizó...
¡en la olla de la abuela,
que sopa de fideos coció!
 
Desde entonces el gato equilibra
sus patas con gran precisión,
pero nunca más en la cuerda...
¡porque prefiere un colchón!
 
 
 
El tren de los sueños
 
Por la vía de la luna
va un tren de algodón,
sus vagones son de nubes
y su techo de limón.
 
No tiene reloj ni horarios,
no hace ruido al pasar,
y cuando te duermes...
te lleva a cualquier lugar.
 
Hoy viaja a los castillos,
mañana al fondo del mar,
y si cierras bien los ojos...
¡quién sabe a dónde irá!
 
Si ves pasar este tren,
no lo dejes escapar,
súbete con una almohada...
¡y déjate llevar!
 
 
 
El reloj despistado
 
Había un reloj en la plaza
que nunca marcaba la hora,
le preguntaban las abuelas,
y él respondía: “¡Ahora es aurora!”
 
Si alguien quería saber la tarde,
él decía con gran emoción:
“No sé nada de las cinco,
¡pero ya es hora del sol!”
 
Las agujas daban vueltas
sin rumbo y sin dirección,
hasta que un día en la torre...
¡se olvidó de su función!
 
Y desde entonces el pueblo
no cuenta horas ni minutos,
porque aprendieron felices
que el tiempo es solo un truco.

Piaciuto o affrontato da...
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