En cada brisa viene tu fragancia,
el eco tibio de tu voz callada,
memoria dulce, herida no olvidada,
que en mis pupilas vuelve en nostalgia.
Las horas mueren, dolor que resume
abrasan los días, sombra derramada,
espejo roto, piel abandonada,
grito de luna en niebla que presume.
Mas si tu risa vuelve en madrugada,
y en mis desvelos baila tu sonrisa,
será la aurora luz en mi morada.
Y aunque la ausencia crezca sin aviso,
siempre en mis labios deja su pisada,
como un susurro eterno de tu hechizo.