Plantaré un bello jardín, que al mar hará parecer, donde el pájaro cante al alba y las estrellas al anochecer. En él alzaré un palacio,
Ahí llega mi tía Nora, con su vestido limón; y en sus manos una cesta, llena de dulce y canción. Trae cuentos de mil colores,
Sean tardos para airarse, que la ira nunca llega sola; trae consigo palabras filosas, heridas que ni el tiempo borra. Sean tardos para airarse,
Bajo el sol de media tarde, en la plaza de Sevilla, la torera Valentina se enfrentó con sangre altiva. En sus manos, el capote,
Con flechas y con enredos, Cupido juega travieso, lanza un dardo, yo tropiezo, y me atrapa en sus enredos. Si me escondo entre los credos,
Por ti en la sombra, vigilo el viento, sigo tu rastro, callado y lento. Ojos de fiebre,
En la noche de sombras y penumbra, el aire murmura su canto sereno; allí donde el amor en su fiebre de… susurra el gemido de un sueño terr… La luna se quiebra sobre las aguas…
Dijiste “una falta” y fue un gran… “solo un desliz” cuando ardió el a… “Un pequeño fallo”, todo se quebró… “cosas del destino” cuando él se m… “Tan solo un rasguño” y sangró la…
Madre, en tus manos de luna duerme la brisa temprana, y en tus ojos de rocío se queda el alba callada. Cuando tu voz me acaricia,
El viento cambia todo en su camino… deshace las verdades que abrazamos… los gestos y promesas que forjamos se quiebran en su soplo repentino. El valor, que aparenta ser divino,
La ira es un fuego breve, chispa que arrasa con calma y razó… Es en la pausa donde el alma se el… es en el silencio donde nace el pe… Un río no se turba al primer guija…
Dibuja en palabras lo que el silen… porque el mundo, aunque grite, no… Ama la metáfora como al pan de cad… pues en su sombra habita el alma d… III
En mi pecho un eco suena, sombra de un viejo cantar, como brisa que se apaga mas no deja de soplar. Llevé dentro un pensamiento,
Cocineros de la luna Juan y Lulú, dos pequeños cociner… decidieron cocinar un postre since… —¡Hagamos un flan con trocitos de… —¡Y un pastel que parezca la luna…
Cuando el mal te besa, no llega como tormenta, ni con estruendo en la noche; llega suave, como el susurro de un viento cálido