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Emiliano A. Castillo

Ancianidad

 
 
Hoy desperté con el peso del tiempo,
no porque los años me hayan llamado,
sino porque anoche
soñé que era joven.
 
En el agua vi un reflejo fugaz,
Heráclito susurró su verdad:
todo fluye, todo cambia,
y sin embargo, aquí estoy.
 
Ser viejo me libra del ansia,
del hambre de construir imperios,
del tedio de cosechar lo que otros
recogerán sin gratitud.
 
No buscaré amores mustios,
ni sudaré en tierras ajenas.
Que otros luchen con la incertidumbre,
yo cumpliré con ser viejo.
 
Dormiré en mis laureles
sin culpa ni apremio,
pues el mundo seguirá girando
sin preguntar por mi nombre.

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