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Al hombre de la dulce figura
Aliento
Sentir la mañana
Y no irse en un sorbo
Aliento
Tu voz tocando el latido de un corazón marchito
Vivir para contarlo
Aliento
Sentir el atardecer
Y gritar que estar aquí
merece la pena por ver las grietas
con sus finas líneas doradas
Crecer en ánfora
Mientras se deleita
en el almíbar de tus besos.
Aliento...
Ver a Dios que devuelve al alma
Su condición divina.
En un soplo de perdón y olvido
Aliento
La promesa
En la sagrada palabra:
Vuelven los vientos
soplan augurios
Aliento
En noches trémulas
De la hiel posada en lágrimas
Convierte tú
todo lo doliente
En un horizonte
De éxtasis infinito.