De «De un marzo los días todos»
una palabra por vez y
No importa quiénes sean los comensales al otro lado del libro. La poesía no sabe dar de comer.
el fuego es una opción a veces me aburre vivir frío
No tengo dónde anidar el mundo es cada vez más plano.
—¿Qué haces? —Intento arreglar algo que rompí —¿Juntaste los pedazos? —No. —Entonces aún no necesita arreglo.
La veo acercarse, por mí. Sin traje de gala arrima, sin armas. De albo fulgoroso viste sus negras empresas. La veo cada noche, en mi cama,
Cuando el poeta se queda solo la tierra tiembla. Tiemblan juntos… No se sabe si por lo mismo o por todo lo contrario.
Más que temerle a qué dirán le temo al qué diré.
Juegos de los fuegos artificiales… Rapapolvos amangualados de los uni… Mutismo por miedo a sucumbir indig… Indolencia del régimen con el rest… Fronteras intangibles en la estrat…
vivo de las palabras no
Gano dinero de mil maneras pero no haciendo poesía. Estoy a salvo. Por ahora.
lo más cerca que estuve de su geni… uno, en la fecha del nacimiento dos, en el tamaño de la cabeza tres, en el gusto por el mismo tip… cuatro, en ir en pijama a un event…
Las horas sin advertir mutaron, son más prófugas y audaces. Los convidados escasean, más irónicos e hipócritas, tiñen las paredes
Oigo a los pájaros cantar, dejo de escribir el poema…
Colombia es el poema más difícil q… Trozo lagrimoso de trópico soñando… Montañas prodigiosas perdiendo la… Ríos antiguos de sangre nueva. Todos los verdes posibles.