La madera seca del banco roto,
el puñal inmundo de esos labios rojos,
toda el agua negra en un oscuro pozo,
solo burbujas mis gritos del fondo.
Mírate tirar la carne podrida
que hace que no muera pero viva roto,
junto las migajas que tus botas sueltan
me da la bronca del mismo camino
que un millón de veces antes he seguido.
Yo envuelto en llamas,
tu tienes un río.
Ahora una sonrisa y cuatro florecillas,
yo pedía un bosque y aún así me basta.
Pásame canciones que se me han gastado
sigo escuchando las de enamorado.
Y lo mas curioso, cuando junte el barro
me quite la venda y reúna coraje
tu me frenarás con cuatro alegrías,
y de esta palabra no valga ni la tinta
cubrirás mis ojos con una nueva cinta.