Frente a la luna argentada
del espejo, se retoca
el carmín que da a su boca
los tintes de la granada.
Frente a la luna argentada
del espejo, se está en pie;
y, desnuda, es rosa-té
sobre la alfombra encarnada.
Frente a la luna argentada
del espejo, le provoca
el carmín que da a su boca
los tintes de la granada.
Sobre la luna argentada
del espejo… ¡yo bien sé
que ella besuqueó el muaré
de su piel inmaculada!