La casa, en una lometa
propicia para admirar,
me convida a ver el mar
que es pintor y que es poeta.
A mis pies se parapeta_
tras un corte singular_
la calle más popular
de la barriada incoqueta.
Y por las tardes, conclusa
la labor, su faz oclusa
muestra al expirante sol
el zapatero de abajo
que se libra del trabajo
lento como un caracol.