Alfonso, inquisidor estrafalario:
te doy mi simpatía, porque tienes
un aire de murciélago y canario.
Tu capa de diabólicos vaivenes
brota del piso, en un conjunto doble
de Venecias y de Jerusalenes.
Equidistante del rosal y el roble
trasnochas, y si busco en la floresta
de España un bardo de hoy, tu ave en fiesta
casi es la única que me contesta.