Robada por un pez de acero y lona, tú, sin malló, dormida, diste con una estrella que, escond… rondaba a Barcelona. ¡Susto en la luz! Teléfonos fundi…

¡Jee, compañero, jee, jee! ¡Un toro azul por el agua! ¡Ya apenas si se le ve! —¿Quééé? —¡Un toro por el mar, jee!

Verás entre meadas y meadas, más meadas de todas las larguras: unas de perros, otras son de curas y otra quizá de monjas disfrazadas… Las verás lentas o precipitadas,

Seriamente, en tus ojos era la mar… temerosos de lazos y palabras dura… Dos niños de la noche, terribles,… cuya infancia era un robo de barco… Duérmete. Ciérralos.

Aquí una casa, querida, sólo con cuatro balcones, sólo con cuatro cortinas, sólo con dos corazones y un espejito, mi vida.

(Siglo XIX) Llevaba un seno al aire, y en las… –nieve roja– una crespa clavelina. Era honor de la estirpe gongorina y gloria de los mares albertianos.

Los dos callando y a oscuras, mi amante, sí; no a la luna. Pero sí los dos callando, mi amante, a oscuras;

Cuando abre sus piernas Altair en la mitad del cielo, fulge en su centro la más bella no… concentrada de estrellas que palpitan lloviéndose en mis la…

Canto, río, con tus aguas: De piedra, los que no lloran. De piedra, los que no lloran. De piedra, los que no lloran. Yo nunca seré de piedra.

—Un portal. —No lo tenemos. —Por una noche. —¿Quién eres? —La Virgen.

Hoy las nubes me trajeron, volando, el mapa de España. ¡Qué pequeño sobre el río, y qué grande sobre el pasto la sombra que proyectaba!

Nos dicen: Sed alegres. Que no escuchen los hombres rodar… ni el más leve ruido de una lágrim… Está bien. Yo quisiera, diariamen… mas hay horas, hay días, hasta mes…

¡Oh poesía hermosa, fuerte y dulce… mi solo mar al fin, que siempre vu… ¿Cómo vas a dejarme, cómo un día puede, ciego, pensar en tu abandon… .

Ángeles malos o buenos, que no sé, te arrojaron en mi alma. Sola, sin muebles y sin alcobas,