Rafael Alberti

A Pablo Neruda, con Chile en el corazón

No dormireis, malditos de la espada,
cuervos nocturnos de sangrientas uñas,
tristes cobardes de las sombras tristes,
violadores de muertos.
No dormireis.
 
Su noble canto, su pasión abierta,
su estatura más alta que las cumbres,
con el cántico libre de su pueblo
os ahogarán un día.
 
No dormireis.
 
Venid a ver su casa asesinada,
la miseria fecal de vuestro odio,
su inmenso corazón pisoteado,
su pura mano herida.
 
No dormireis.
 
No dormireis porque ninguno duerme.
No dormireis porque su luz os ciega.
No dormireis porque la muerte es solo
vuestra victoria.
 
No dormireis jamás porque estais muertos.
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