(1925)
#Andaluces #Españoles #Generación27 #PremioNobel #SigloXX (Tomado 1925) Amante La de
(Poema Representable) 1, 2, 3 y 4 En estas cuatro huellas no caben m… Si en estas cuatro huellas no cabe… ¿de quién son estas cuatro huellas…
—Bien puedes amarme aquí, que la luna yo encendí, tú, por ti, sí, tú, por ti. —Sí, por mí. —Bien puedes besarme aquí,
¡Ah, Miss X, Miss X: 20 años! Blusas en las ventanas, los peluqueros lloran sin tu melena —fuego rubio cortado—.
Nos dicen: Sed alegres. Que no escuchen los hombres rodar… ni el más leve ruido de una lágrim… Está bien. Yo quisiera, diariamen… mas hay horas, hay días, hasta mes…
Se despertó una mañana. Soy la yerba, llena de agua. Me llamo yerba. Si crezco, puedo llamarme cabello.
Guerra a la guerra por la guerra.… Vuelve la espalda. El mar. Abre l… Contra una mina una sirena choca Y un arcángel se hunde, indiferent… Tiempo de fuego. Adiós. Urgenteme…
Mil novecientos diecisiete. Mi adolescencia: la locura por una caja de pintura, un lienzo en blanco, un caballete. Felicidad de mi equipaje
Lloraba recio, golpeando, oscuro, las humanas paredes sin salida. Para marcarlo de una sacudida, Lo esperaba la luz fuera del muro. Grito en la entraña que lo hincó,…
Hoy las nubes me trajeron, volando, el mapa de España. ¡Qué pequeño sobre el río, y qué grande sobre el pasto la sombra que proyectaba!
Hoy las nubes me trajeron, volando, el mapa de España, ¡Qué pequeño sobre el río, y qué grande sobre el pasto la sombra que proyectaba!
l Pensad en aquella hora: cuando se rebelaron contra un rey… los ojos invisibles de las alcobas… Lo sabéis, lo sabéis. ¡Dejadme!
¡A la mar, si no duermes, que viene el viento! Ya en las grutas marinas ladran sus perros. ¡Si no duermes, al monte:
«Javier inició el paso. De su tiendecilla de pino cogió un racimo de uvas de la cena y, comiéndoselo, siguió andando entre los troncos. El bosque se había llenado de gente: refugiados d...
A ti, esqueleto ornamentado, llena rosa mural en él enguirnaldada; vestido de los huesos, revocada luz en relieve y sólida azucena. A tí, veloz, centella la melena,
Toca la campana de la catedral, ¡Y yo sin zapatos yéndome a casar! ¿Dónde está mi velo,