Porfirio Barba Jacob

Hora trágica

Pompa ilusoria del mar de un día que fue en un tiempo
azúleos montes, albas serenas, luceros mudos,
dadme el secreto que parecía que se escondía
en vuestras formas, luceros mudos, celajes mudos:
la ley profunda que parecía que os envolvía...
 
¡Algo que sacie! Ráfagas lúgubres
baten el alma, raen la carne;
tormentas sordas de mares lóbregos
rasgan las velas de mi razón.
¡Algo que sea ley y destino!
Algo para este anhelo divino
que va en la onda desesperada de mi canción.
 
Voces con sonsonete:
 
Trastroquémosle la música.
¡Qué miquito tan ridículo!
Él lo entienda, o no lo entienda,
continúa el espectáculo...
Trastroquémosle todas sus músicas.
 
¡Uy! ¡Uy! ¡Uy!
¡Psh! ¡Psh! ¡Psh!
 
¡Qué miquito tan ridículo!

Es la tercera parte del poema “En la muerte del poeta Porfirio Barba-Jacob”, compuesto en cuatro cantos.

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