Aquí me desnudo,
más allá del cuerpo y la palabra,
a camisa abierta y palpitante.
Aquí, pues, me desnudo,
lejos de la lengua...
pero cerca de tus ojos.
Y aquí me quedo,
quieto por perdido,
iluso por enamorado.
Y sé que si me miras...
seguirás estando ciega
y yo desnudo.
Y colgaré de tus labios la sorpresa
y el tic-tac de los segundos.
Aquí... me desnudo.
Lejos del verbo y del verso,
de aquel “te amo” moribundo...
Que lleva ya tantos años atorado
entre la garganta y un eterno nudo.
—Aquí, me desnudo—