A E. Ribera Chevremont.
* Dios máximo de los quechuas.
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—Paremos que hay novedad. ¡Mira, mira el Bío-Bío! —¡Ah! mama, párate, loca, para, que nunca lo he visto. ¿Y para dónde es que va?
El viento extranjero remece los costados de mi Casa. Puja en las puertas como el oso; salta en onza las terrazas y ya encontró y ya dobló
En cuanto engruesa la noche y lo erguido se recuesta, y se endereza lo rendido, le oigo subir las escaleras Nada importa que no le oigan
El surco está abierto, y su suave… bajo el sol semeja una cuna ardien… ¡Oh, labriego, tu obra es grata al… ¡Echa la simiente! Nunca, nunca, el hambre, negro seg…
Entre los gestos del mundo recibí el que me dan las puertas. En la luz yo las he visto o selladas o entreabiertas y volviendo sus espaldas
No se siente el vagabundo en el intacto sitio vacío. Siéntese en rocas, tronco o arenas… y no me miente nombre bendito. El que yace tenía un canto
Las montañas se deshacen, el ganado se ha perdido; el sol regresa a su fragua: todo el mundo se va huido. Se va borrando la huerta,
A la cara de mi hijo que duerme, bajan arenas de las dunas, flor de la caña y la espuma que vuela
El Ixtlazihuatl mi mañana vierte; se alza mi casa bajo su mirada, que aquí a sus pies me reclinó la… y en su luz hablo como alucinada. Te doy mi amor, montaña mexicana;
Ya me voy porque me llama un silbo que es de mi Dueño, llama con una inefable punzada de rayo recto: dulce-agudo es el llamado
La niebla ha ido adensándose en forro azul-ceniciento y cegando el mar nos hurta la nidada de archipiélagos: hembra tramposa y ladina
Ha pasado con las rosas lo que con muchas otras plantas, que en un principio fueron plebeyas por su excesivo número y por los sitios donde se les colocara. Nadie creyera que las rosas, ...
Ojitos de las estrellas abiertos en un oscuro terciopelo: de lo alto, ¿me veis puro? Ojitos de las estrellas,
Corro de las niñas corro de mil niñas a mi alrededor: ¡oh Dios, yo soy dueña de este resplandor!
Se acabaron los días divinos de la danza delante del mar, y pasaron las siestas del viento con aroma de polen y sal, y las otras en trigos dormidas