Dovedale by Moonlight, by Joseph Wright of Derby
Pablo Neruda
Aquí te amo.
En los oscuros pinos se desenreda el viento.
Fosforece la luna sobre las aguas errantes.
Andan días iguales persiguiéndose.
 
Se desciñe la niebla en danzantes figuras.
Una gaviota de plata se descuelga del ocaso.
A veces una vela. Altas, altas estrellas.
 
O la cruz negra de un barco.
Solo.
A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda.
Suena, resuena el mar lejano.
Este es un puerto.
Aquí te amo.
 
Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.
Te estoy amando aún entre estas frías cosas.
A veces van mis besos en esos barcos graves,
que corren por el mar hacia donde no llegan.
 
Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.
Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde.
Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta.
Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.
 
Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos.
Pero la noche llega y comienza a cantarme.
La luna hace girar su rodaje de sueño.
 
Me miran con tus ojos las estrellas más grandes.
Y como yo te amo, los pinos en el viento,
quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.

Sin fortuna ni fama, aquí vemos a un gran Poeta consumado en una edad tan temprana que costaría trabajo empezar a admirarlo. Demasiado joven y entusiasta, su vitalidad será fugaz, habrán pensado algunos. Sería cuestión de tiempo que el mundo comenzara a hablar de él, a repetir sus versos y pronunciar su seudónimo; se había cambiado el nombre para que su padre no se enterara que a pesar de su prohibición, seguía escribiendo poemas. Ya tenía un libro publicado, "Crepusculario", que en su modesta primera edición había pasado sin pena ni gloria a pesar de que se trataba de una obra maestra. Al Poeta le estorbaban sus breves años; incluso tuvo que empeñar su capa, prenda muy apreciada por él y de la que hablaría en el "Poema 10", para sacar los ejemplares de la imprenta que cabían en una caja que el adolescente llevó con orgullo sobre un hombro. Después de "Crepusculario", el persistente Pablo Neruda emprende la aventura de un nuevo libro, "Veinte poemas de amor y una canción desesperada", todos (incluyendo la canción y el primer libro) dedicados a la misma joven cuyo nombre siempre se guardó con caballerosa discreción y que ya revelamos alguna vez en otro comentario. El "Poema 18" ya nos prepara para la intensa amargura del desenlace con la "Canción desesperada", la culminación del libro de poemas más leído en lengua española. Aquí el Poeta apunta: "Ya me veo olvidado como esas viejas anclas", allá ha de escribir: "Abandonado como los muelles en el alba,/ es la hora de partir/ ¡Oh abandonado!" Cierto, el libro no tiene un final feliz, pero ya se anticipa eso desde el mismo título. No es una novela, pero es una vida, dieciocho o diecinueve años de un hombre sensible que a pesar de este precoz desengaño amoroso, todavía se tomaría el trabajo de llegar a ser uno de los más grandes Poetas de todos los tiempos.

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