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Por lo denso y lo sombrío de nuestra Madre la Selva, pasan, pasan y repasan como gnomos que la peinan, unos golpes de color,
En costa lejana y en mar de Pasión, dijimos adioses sin decir adiós. Y no fue verdad
La ciudad de amansaderas, curtidores y alfareros, tiene tendones heridos y un no sé qué de lo huérfano, y a medio alzarse nos cuenta
Pájara Pinta jaspeada, iba loca de pintureada, por el aire
El pinar al viento vasto y negro ondula, y mece mi pena con canción de cuna. Pinos calmos, graves
Otra vez la ruta calva sin álamos ni pomares, el viento ácido golpeando a mi nuca corno un dios loco y en flecha rota vencido
Yo me olvidé que se hizo ceniza tu pie ligero, y, como en los buenos tiempos, salí a encontrarte al sendero. Pasé valle, llano y río
Como si nos saludasen desde lo alto la llegada a la extremosa región a la madre más lejana, viene por los aires altos
Manitas de los niños, manitas pedigüeñas, de los valles del mundo sois dueñas. Manitas de los niños
Doña venenos habita a unos pasos de mi casa. Ella quiere disfrutar rutas, jardines y playas, y todo ya se lo dimos,
Me ha besado y ya soy otra: otras, por el latido que duplica el de mis venas; otra, por el aliento que se percibe entre mi aliento. Y hasta encuentro en mi hálito una exhalación de flor...
A la cara de mi hijo que duerme, bajan arenas de las dunas, flor de la caña y la espuma que vuela
Ven, hermano, ven esta noche a rezar con tu hermana que no tien… hijo ni madre ni casta presente. Es amargo rezar oyendo el eco que un aire van y un muro devuelve…
La bailarina ahora está danzando la danza del perder cuanto tenía. Deja caer todo lo que ella había, padres y hermanos, huertos y campi… el rumor de su río, los caminos,
Día, día del encontrarnos, tiempo llamado Epifanía. Día tan fuerte que llegó color tuétano y ardentía, sin frenesí sobre los pulsos