Gabriela Mistral

Pinares

El pinar al viento
vasto y negro ondula,
y mece mi pena
con canción de cuna.
 
Pinos calmos, graves
como un pensamiento,
dormidme la pena,
dormidme el recuerdo.
 
Dormidme el recuerdo,
asesino pálido,
pinos que pensáis
con pensar humano.
 
El viento los pinos
suavemente ondula.
¡Duérmete, recuerdo,
duérmete, amargura!
 
La montaña tiene
el pinar vestida
como un amor grande
que cubriò una vida.
 
Nada le ha dejado
sin poseerle, ¡nada!
¡Como un amor ávido
que ha invadido un alma!
 
La montana tiene
tierra sonrosada;
el pinar le puso
su negrura trágica,
 
(Así era el alma
alcor sonrosado;
así el amor púsole
su brocado trágico.)
 
El viento reposa
y el pinar se calla,
cual se calla un hombre
asomado a su alma.
 
Medita en silencio,
enorme y oscuro,
como un ser que sabe
del dolor del mundo.
 
Pinar, tengo miedo
de pensar contigo;
miedo de acordarme,
pinar, de que vivo.
 
¡Ay!, tú no te calles,
procura que duerma;
no te calles como
un hombre que piensa.
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