A Ribeiro Couto
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Me encontré a este niño cuando al campo iba: dormido lo he hallado en unas espigas... O tal vez ha sido
Como escuchase un llanto, me paré… y me acerqué a la puerta del ranch… Un niño de ojos dulces me miró des… ¡Y una ternura inmensa me embriagó… La madre se tardó, curvada en el b…
Están redimiendo el cobre con las virtudes del fuego. De allí va a salir hermoso como nunca se lo vieron las piedras que eran sus madres
Salto del Laja, viejo tumulto, hervor de las flechas indias, despeño de belfos vivos, majador de tus orillas. Avientas las rocas, rompes
Tardo en pagar mis deudas. Pero e…
Romped la marcha de hierbas que la hierba no rompéis; la muy amante retorna y la danzáis otra vez. Romped cebadas y trébol
Por que duermas, hijo mío, el ocaso no arde más: no hay más brillo que el rocío, más blancura que mi faz. Por que duermas, hijo mío,
La casa blanca de cien puertas brilla como ascua a mediodía. Me la topé como a la Gracia, me saltó al cuello como niña. La patria no me preguntaron,
Él pasó con otra; yo le vi pasar. Siempre dulce el viento y el camino en paz. ¡Y estos ojos míseros
En el sueño yo no tenía padre ni madre, gozos ni duelos, no era mío ni el tesoro que he de velar hasta el alba, edad ni nombre llevaba,
Madre mía, en el sueño ando por paisajes cardenosos: un monte negro que se contornea siempre, para alcanzar el otro mon… y en el que sigue estás tú vagamen…
Bajé por espacio y aires y mas aires, descendiendo, sin llamado y con llamada por la fuerza del deseo, y a más que yo caminaba
A la Patagonia llaman sus hijos la Madre Blanca. Dicen que Dios no la quiso por lo yerta y lo lejana, y la noche que es su aurora
Esta alma de mujer, viril y delica… dulce en la gravedad, severa en el… es una encina espléndida de sombra… por cuyos brazos rudos trepara un… Pasta de nardos suaves, pasta de r…
Yo canto lo que tú amabas, vida mí… por si te acercas y escuchas, vida… por si te acuerdas del mundo que v… al atardecer yo canto, sombra mía. Yo no quiero enmudecer, vida mía.